-->

poema-de-amor.comGabriela Mistral

Biografia de Gabriela Mistral y sus Poemas mas destacados

Gabriela Mistral

Seudónimo literario de Lucila Godoy Alcayaga; Vicuña, Chile, 1889 - Nueva York, 1957

Poetisa y educadora chilena. Tras el declive del modernismo, parte de la lírica hispanoamericana de los años de entreguerras siguió los pasos de las vanguardias europeas: citando solamente ejemplos chilenos, éste sería el caso de Vicente Huidobro, fundador del creacionismo, o de Pablo Neruda, deudor del surrealismo en Residencia en la tierra.

POEMAS DE GABRIELA MISTRAL


Poemas de Amor


Adios

En costa lejana y en mar de Pasión, dijimos adioses sin decir adiós. Y no ...

Amo amor

Anda libre en el surco, bate el ala en el viento, late vivo en el sol y se pren...

Atardecer

Siento mi corazón en la dulzura fundirse como ceras: son un óleo tardo y no...

Ausencia

Se va de ti mi cuerpo gota a gota. Se va mi cara en un óleo sordo; se van mis...

Ausencia

Se va de ti mi cuerpo gota a gota. Se va mi cara en un óleo sordo; se van mis...

Balada - Gabriela Mistral

Él pasó con otra; yo le vi pasar. Siempre dulce el viento y el camino en pa...

Besos - Gabriela Mistral

Hay besos que pronuncian por sí solos la sentencia de amor condenatoria, hay ...

Dame la mano

Dame la mano y danzaremos; dame la mano y me amarás. Como una sola flor serem...

Desolación - Gabriela Mistral

La bruma espesa, eterna, para que olvide dónde me ha arrojado la mar en su ola...

Devuelto

A la cara de mi hijo que duerme, bajan arenas de las dunas, flor de la caña ...

Dios lo quiere

I La tierra se hace madrastra si tu alma vende a mi alma. Llevan un escalof...

El amor que calla

Si yo te odiara, mi odio te daría en las palabras, rotundo y seguro; pero te ...

El encuentro

Le he encontrado en el sendero. No turbó su ensueño el agua ni se abrieron m...

Poema del hijo

I ¡Un hijo, un hijo, un hijo! Yo quise un hijo tuyo y mío, allá en los d�...

Riqueza - Gabriela Mistral

Tengo la dicha fiel y la dicha perdida: la una como rosa, la otra como espina...

Todas íbamos a ser reinas

Todas íbamos a ser reinas, de cuatro reinos sobre el mar: Rosalía con Efigen...

Vergüenza - Gabriela Mistral

Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa como la hierba a que bajó el rocío, y ...

Yo canto lo que tú amabas...

Yo canto lo que tú amabas, vida mía, por si te acercas y escuchas, vida mía,...


Poemas de Amistad


In memoriam

Amado Nervo, suave perfil, labio sonriente; Amado Nervo, estrofa y corazón en ...


Poemas Varios


Agua

Hay países que yo recuerdo como recuerdo mis infancias. Son países de mar o ...

Apegado a mí

Velloncito de mi carne, que en mis entrañas tejí, velloncito friolento, ¡d...

Balada de mi nombre

El nombre mío que he perdido, ¿dónde vive, dónde prospera? Nombre de infan...

Canción amarga

¡Ay! ¡Juguemos, hijo mío, a la reina con el rey! Este verde campo es tuyo...

Canción de pescadoras

Niñita de pescadores que con viento y olas puedes, duerme pintada de conchas,...

Caperucita roja

Caperucita Roja visitará a la abuela que en el poblado próximo sufre de extra...

Caricia

Madre, madre, tú me besas, pero yo te beso más, y el enjambre de mis besos ...

Con tal que te duermas

La rosa colorada cogida ayer; el fuego y la canela que llaman clavel; el p...

Coplas - Gabriela Mistral

Todo adquiere en mi boca un sabor persistente de lágrimas; el manjar cotidian...

Corderito

Corderito mío, suavidad callada: mi pecho es tu gruta de musgo afelpada. ...

Cosas - Gabriela Mistral

1 Amo las cosas que nunca tuve con las otras que ya no tengo. Yo toco un ...

Creo en mi corazón

Creo en mi corazón, ramo de aromas que mi Señor como una fronda agita, perfu...

Decálogo del artista

I. Amarás la belleza, que es la sombra de Dios sobre el Universo. II. No hay...

Del nicho helado en que los hombres te pusieron

Del nicho helado en que los hombres te pusieron, te bajaré a la tierra humilde...

Despertar

Dormimos, soñé la Tierra del Sur, soñé el Valle entero, el pastal, la viñ...

Desvelada - Gabriela Mistral

Como soy reina y fui mendiga, ahora vivo en puro temblor de que me dejes, y te...

Desvelada - Gabriela Mistral

Como soy reina y fui mendiga, ahora vivo en puro temblor de que me dejes, y te...

Doña Primavera

Doña Primavera viste que es primor, viste en limonero y en naranjo en flor. ...

Doña Primavera

Doña Primavera viste que es primor, viste en limonero y en naranjo en flor. ...

Dos ángeles

No tengo sólo un Ángel con ala estremecida: me mecen como al mar mecen las ...

Dulzura

Madrecita mía, madrecita tierna, déjame decirte dulzuras extremas. Es tu...

El ángel guardián

Es verdad, no es un cuento; hay un Ángel Guardián que te toma y te lleva com...

El corro luminoso

Corro de las niñas corro de mil niñas a mi alrededor: ¡oh Dios, yo soy due...

El espino

El espino prende a una roca su enloquecida contorsión, y es el espíritu del ...

El establo

Al llegar la medianoche y al romper en llanto el Niño, las cien bestias despe...

El niño solo

Como escuchase un llanto, me paré en el repecho y me acerqué a la puerta del ...

El papagayo

El papagayo verde y amarillo, el papagayo verde y azafrán, me dijo «fea» co...

El pavo real

Que sopló el viento y se llevó las nubes y que en las nubes iba un pavo real,...

Este largo cansancio

Este largo cansancio se hará mayor un día y el alma dirá al cuerpo que no qu...

Hallazgo

Me encontré a este niño cuando al campo iba: dormido lo he hallado en unas ...

Himno al árbol

Árbol hermano, que clavado por garfios pardos en el suelo, la clara frente ha...

Interrogaciones

¿Cómo quedan, Señor, durmiendo los suicidas? ¿Un cuajo entre la boca, las d...

Íntima - Gabriela Mistral

Tú no oprimas mis manos. Llegará el duradero tiempo de reposar con mucho pol...

La cajita de Olinalá

I Cajita mía de Olinalá, palo-rosa, jacarandá. Cuando la abro de go...

La casa

La mesa, hijo, está tendida en blancura quieta de nata, y en cuatro muros azu...

La cuenta mundo

Niño pequeño, aparecido, que no viniste y que llegaste, te contaré lo que t...

La flor del aire

Yo la encontré por mi destino, de pie a mitad de la pradera, gobernadora del ...

La fuga

Madre mía, en el sueño ando por paisajes cardenosos: un monte negro que se c...

La lluvia lenta

Esta agua medrosa y triste, como un niño que padece, antes de tocar la tierra...

La madre triste

Duerme, duerme, dueño mío, sin zozobra, sin temor, aunque no se duerma mi a...

La maestra rural

La Maestra era pura. «Los suaves hortelanos», decía, «de este predio, que ...

La manca

Que mi dedito lo cogió una almeja, y que la almeja se cayó en la arena, y qu...

La noche

Por que duermas, hijo mío, el ocaso no arde más: no hay más brillo que el r...

La oración de la maestra

¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de mae...

La otra - Gabriela Mistral

Una en mí maté: yo no la amaba. Era la flor llameando del cactus de monta...

La pajita

Ésta que era una niña de cera; pero no era una niña de cera, era una gavill...

La rata

Una rata corrió a un venado y los venados al jaguar, y los jaguares a los bú...

La tierra

Niño indio, si estás cansado, tú te acuestas sobre la Tierra, y lo mismo si...

La tierra y la mujer

Mientras tiene luz el mundo y despierto está mi niño, por encima de su cara,...

Los que no danzan

Una niña que es inválida dijo: ?«¿Cómo danzo yo?» Le dijimos que pusiera...

Los sonetos de la muerte

I Del nicho helado en que los hombres te pusieron, te bajaré a la tierra hu...

Malas manos tomaron tu vida

Malas manos tomaron tu vida desde el día en que, a una señal de astros, dejar...

Manitas

Manitas de los niños, manitas pedigüeñas, de los valles del mundo sois due...

Me tuviste

Duérmete, mi niño, duérmete sonriendo, que es la ronda de astros quien te ...

Meciendo

El mar sus millares de olas mece, divino. Oyendo a los mares amantes, mezo a ...

Miedo - Gabriela Mistral

Yo no quiero que a mi niña golondrina me la vuelvan; se hunde volando en el C...

Mientras baja la nieve

Ha bajado la nieve, divina criatura, el valle a conocer. Ha bajado la nieve, m...

Noche - Gabriela Mistral

Las montañas se deshacen, el ganado se ha perdido; el sol regresa a su fragua...

Nocturno

Padre Nuestro, que estás en los cielos, ¡por qué te has olvidado de mí! Te...

Obrerito

Madre, cuando sea grande, ¡ay..., qué mozo el que tendrás! Te levantaré en...

Palabras serenas

Ya en la mitad de mis días espigo esta verdad con frescura de flor: la vida e...

Pan

Dejaron un pan en la mesa, mitad quemado, mitad blanco, pellizcado encima y ab...

Piececitos

Piececitos de niño, azulosos de frío, ¡cómo os ven y no os cubren, Dios m...

Promesa a las estrellas

Ojitos de las estrellas abiertos en un oscuro terciopelo: de lo alto, ¿me ve...

Puertas

Entre los gestos del mundo recibí el que me dan las puertas. En la luz yo las...

Ronda de los colores

Azul loco y verde loco del lino en rama y en flor. Mareando de oleadas baila ...

Ruth

I Ruth moabita a espigar va a las eras, aunque no tiene ni un campo mezquino...

Todo es ronda

Los astros son ronda de niños, jugando la tierra a espiar... Los trigos son t...

Tres árboles

Tres árboles caídos quedaron a la orilla del sendero. El leñador los olvid�...

Volverlo a ver

¿Y nunca, nunca más, ni en noches llenas de temblor de astros, ni en las albo...

Yo no tengo soledad

Es la noche desamparo de las sierras hasta el mar. Pero yo, la que te mece, �...

Publicado: 2019-09-12 | Modificado: 2022-06-30T13:04:06