Adios
En costa lejana y en mar de Pasión, dijimos adioses sin decir adiós. Y no ...
Amo amor
Anda libre en el surco, bate el ala en el viento, late vivo en el sol y se pren...
Atardecer
Siento mi corazón en la dulzura fundirse como ceras: son un óleo tardo y no...
Ausencia
Se va de ti mi cuerpo gota a gota. Se va mi cara en un óleo sordo; se van mis...
Ausencia
Se va de ti mi cuerpo gota a gota. Se va mi cara en un óleo sordo; se van mis...
Dame la mano
Dame la mano y danzaremos; dame la mano y me amarás. Como una sola flor serem...
Devuelto
A la cara de mi hijo que duerme, bajan arenas de las dunas, flor de la caña ...
Dios lo quiere
I La tierra se hace madrastra si tu alma vende a mi alma. Llevan un escalof...
El amor que calla
Si yo te odiara, mi odio te daría en las palabras, rotundo y seguro; pero te ...
El encuentro
Le he encontrado en el sendero. No turbó su ensueño el agua ni se abrieron m...
Poema del hijo
I ¡Un hijo, un hijo, un hijo! Yo quise un hijo tuyo y mío, allá en los d�...
Agua
Hay países que yo recuerdo como recuerdo mis infancias. Son países de mar o ...
Apegado a mí
Velloncito de mi carne, que en mis entrañas tejí, velloncito friolento, ¡d...
Balada de mi nombre
El nombre mío que he perdido, ¿dónde vive, dónde prospera? Nombre de infan...
Canción amarga
¡Ay! ¡Juguemos, hijo mío, a la reina con el rey! Este verde campo es tuyo...
Caperucita roja
Caperucita Roja visitará a la abuela que en el poblado próximo sufre de extra...
Caricia
Madre, madre, tú me besas, pero yo te beso más, y el enjambre de mis besos ...
Corderito
Corderito mío, suavidad callada: mi pecho es tu gruta de musgo afelpada. ...
Creo en mi corazón
Creo en mi corazón, ramo de aromas que mi Señor como una fronda agita, perfu...
Decálogo del artista
I. Amarás la belleza, que es la sombra de Dios sobre el Universo. II. No hay...
Despertar
Dormimos, soñé la Tierra del Sur, soñé el Valle entero, el pastal, la viñ...
Doña Primavera
Doña Primavera viste que es primor, viste en limonero y en naranjo en flor. ...
Doña Primavera
Doña Primavera viste que es primor, viste en limonero y en naranjo en flor. ...
Dos ángeles
No tengo sólo un Ángel con ala estremecida: me mecen como al mar mecen las ...
Dulzura
Madrecita mía, madrecita tierna, déjame decirte dulzuras extremas. Es tu...
El ángel guardián
Es verdad, no es un cuento; hay un Ángel Guardián que te toma y te lleva com...
El corro luminoso
Corro de las niñas corro de mil niñas a mi alrededor: ¡oh Dios, yo soy due...
El espino
El espino prende a una roca su enloquecida contorsión, y es el espíritu del ...
El establo
Al llegar la medianoche y al romper en llanto el Niño, las cien bestias despe...
El niño solo
Como escuchase un llanto, me paré en el repecho y me acerqué a la puerta del ...
El papagayo
El papagayo verde y amarillo, el papagayo verde y azafrán, me dijo «fea» co...
El pavo real
Que sopló el viento y se llevó las nubes y que en las nubes iba un pavo real,...
Este largo cansancio
Este largo cansancio se hará mayor un día y el alma dirá al cuerpo que no qu...
Hallazgo
Me encontré a este niño cuando al campo iba: dormido lo he hallado en unas ...
Himno al árbol
Árbol hermano, que clavado por garfios pardos en el suelo, la clara frente ha...
Interrogaciones
¿Cómo quedan, Señor, durmiendo los suicidas? ¿Un cuajo entre la boca, las d...
La casa
La mesa, hijo, está tendida en blancura quieta de nata, y en cuatro muros azu...
La cuenta mundo
Niño pequeño, aparecido, que no viniste y que llegaste, te contaré lo que t...
La flor del aire
Yo la encontré por mi destino, de pie a mitad de la pradera, gobernadora del ...
La fuga
Madre mía, en el sueño ando por paisajes cardenosos: un monte negro que se c...
La lluvia lenta
Esta agua medrosa y triste, como un niño que padece, antes de tocar la tierra...
La madre triste
Duerme, duerme, dueño mío, sin zozobra, sin temor, aunque no se duerma mi a...
La maestra rural
La Maestra era pura. «Los suaves hortelanos», decía, «de este predio, que ...
La manca
Que mi dedito lo cogió una almeja, y que la almeja se cayó en la arena, y qu...
La noche
Por que duermas, hijo mío, el ocaso no arde más: no hay más brillo que el r...
La pajita
Ésta que era una niña de cera; pero no era una niña de cera, era una gavill...
La rata
Una rata corrió a un venado y los venados al jaguar, y los jaguares a los bú...
La tierra
Niño indio, si estás cansado, tú te acuestas sobre la Tierra, y lo mismo si...
La tierra y la mujer
Mientras tiene luz el mundo y despierto está mi niño, por encima de su cara,...
Los que no danzan
Una niña que es inválida dijo: ?«¿Cómo danzo yo?» Le dijimos que pusiera...
Manitas
Manitas de los niños, manitas pedigüeñas, de los valles del mundo sois due...
Me tuviste
Duérmete, mi niño, duérmete sonriendo, que es la ronda de astros quien te ...
Meciendo
El mar sus millares de olas mece, divino. Oyendo a los mares amantes, mezo a ...
Nocturno
Padre Nuestro, que estás en los cielos, ¡por qué te has olvidado de mí! Te...
Obrerito
Madre, cuando sea grande, ¡ay..., qué mozo el que tendrás! Te levantaré en...
Palabras serenas
Ya en la mitad de mis días espigo esta verdad con frescura de flor: la vida e...
Pan
Dejaron un pan en la mesa, mitad quemado, mitad blanco, pellizcado encima y ab...
Piececitos
Piececitos de niño, azulosos de frío, ¡cómo os ven y no os cubren, Dios m...
Puertas
Entre los gestos del mundo recibí el que me dan las puertas. En la luz yo las...
Ronda de los colores
Azul loco y verde loco del lino en rama y en flor. Mareando de oleadas baila ...
Ruth
I Ruth moabita a espigar va a las eras, aunque no tiene ni un campo mezquino...
Todo es ronda
Los astros son ronda de niños, jugando la tierra a espiar... Los trigos son t...
Tres árboles
Tres árboles caídos quedaron a la orilla del sendero. El leñador los olvid�...
Volverlo a ver
¿Y nunca, nunca más, ni en noches llenas de temblor de astros, ni en las albo...
Yo no tengo soledad
Es la noche desamparo de las sierras hasta el mar. Pero yo, la que te mece, �...