Jorge Luis Borges

I Ya no es mágico el mundo. Te han dejado. Ya no compartirás la clara luna...

Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta ni la costumbre de tu cuerpo...

Habré de levantar la vasta vida que aún ahora es tu espejo: cada mañana hab...

Entre mi amor y yo han de levantarse trescientas noches como trescientas parede...

Es el amor. Tendré que cultarme o que huir. Crecen los muros de su cárcel, co...

Afuera hay un ocaso, alhaja oscura engastada en el tiempo, y una honda ciudad ...

Soy el que sabe que no es menos vano que el vano observador que en el espejo d...

¿Dónde está la memoria de los días que fueron tuyos en la tierra, y tejiero...

Un hombre trabajado por el tiempo, un hombre que ni siquiera espera la muerte ...

Me crucifican y yo debo ser la cruz y los clavos. Me tienden la copa y yo debo ...

En cierta calle hay cierta firme puerta con su timbre y su número preciso y u...

"Poema atribuido a Borges, pero cuyo real autor sería Don Herold o Nadine Stair...

Traiga cuentos la guitarra de cuando el fierro brillaba, cuentos de truco y de...

I En su grave rincón, los jugadores rigen las lentas piezas. El tablero lo...

Está bien que se mida con la dura Sombra que una columna en el estío Arroja ...

Si el sueño fuera (como dicen) una tregua, un puro reposo de la mente, ¿por ...

Más allá de los símbolos, más allá de la pompa y la ceniza de los aniversa...

Abarbanel, Farías o Pinedo, arrojados de España por impía persecución, con...

Aquí está la moneda de hierro. Interroguemos las dos contrarias caras que ser...

Los ponientes y las generaciones. Los días y ninguno fue el primero. La fresc...

¿Dónde estará mi vida, la que pudo haber sido y no fue, la venturosa o la d...

Yo que sentí el horror de los espejos no sólo ante el cristal impenetrable d...

Pienso en el parco cielo puritano de solitarias y perdidas luces que Emerson m...