Gustavo Adolfo Becquer

Por los tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y desnudos, duermen los e...

Yo sé un himno gigante y extraño que anuncia en la noche del alma una aurora,...

Saeta que voladora cruza, arrojada al azar, sin adivinarse dónde temblando s...

Sacudimiento extraño que agita las ideas, como el huracán empuja las olas e...

No digáis que agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira; podrá...

Besa el aura que gime blandamente las leves ondas que jugando riza; el sol bes...

Espíritu sin nombre, indefinible esencia, yo vivo con la vida sin formas de ...

Como la brisa que la sangre orea sobre el oscuro campo de batalla, cargada de ...

Del salón en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidada, silenciosa y c...

Cuando miro el azul horizonte perderse a lo lejos, al través de una gasa de p...

Los invisibles átomos del aire en derredor palpitan y se inflaman; el cielo s...

-Yo soy ardiente, yo soy morena, yo soy el símbolo de la pasión; de ansia de...

Porque son, niña, tus ojos verdes como el mar te quejas: verdes los tienen la...

Tu pupila es azul, y cuando ríes su claridad suave me recuerda el trémulo fu...

Te vi un punto, y, flotando ante mis ojos, la imagen de tus ojos se quedó com...

Cuando sobre el pecho inclinas la melancólica frente, una azucena tronchada ...

Su mano entre mis manos, sus ojos en mis ojos, la amorosa cabeza apoyada en m...

Cendal flotante de leve bruma, rizada cinta de blanca espuma, rumor sonoro de...

Si al mecer las azules campanillas de tu balcón crees que suspirando pasa el ...

Hoy la tierra y los cielos me sonríen; hoy llega al fondo de mi alma el sol; ...

Fatigada del baile, encendido el color, breve el aliento, apoyada en mi brazo,...

Sabe, si alguna vez tus labios rojos quema invisible atmósfera abrasada, que ...

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Que e...

¿Cómo vive esa rosa que has prendido junto a tu corazón? Nunca hasta ahora ...

Por una mirada, un mundo, por una sonrisa, un cielo, por un beso… ¡yo no sé...

Dos rojas lenguas de fuego que a un mismo tronco enlazadas se aproximan y al b...

Cuando en la noche te envuelven las alas de tul del sueño y tus tendidas pest...

Voy contra mi interés al confesarlo; pero yo, amada mía, pienso, cual tú, q...

Despierta, tiemblo al mirarte; dormida, me atrevo a verte; por eso, alma de mi...

Cuando entre la sombra oscura perdida una voz murmura turbando su triste calma...

Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón; habló el o...

Nuestra pasión fue un trágico sainete en cuya absurda fábula lo cómico y l...

Pasaba arrolladora en su hermosura y el paso le dejé; ni aun a mirarla me vol...

Es cuestión de palabras, y, no obstante, ni tú ni yo jamás, después de lo ...

Cruza callada, y son sus movimientos silenciosa armonía; suenan sus pasos, y ...

¿A qué me lo dices? Lo sé: es mudable, es altanera y vana y caprichosa, ant...

¡No me admiró tu olvido! Aunque de un día me admiró tu cariño mucho más, ...

Si de nuestros agravios en un libro se escribiese la historia, y se borrase en...

Antes que tú me moriré escondido; en las entrañas ya el hierro llevo con qu...

¡Los suspiros son aire y van al aire! ¡Las lágrimas son agua y van al mar! ...

Hace algunos meses que visitando la célebre abadía de Fitero y ocupándome en ...

La noche de difuntos me despertó a no sé qué hora el doble de las campanas; s...

Yo no sé si esto es una historia que parece cuento o un cuento que parece histo...

Por los tenebrosos rincones de mi cerebro, acurrucados y desnudos, duermen los e...

– I – Margarita lloraba con el rostro oculto entre las manos; lloraba sin g...

Una tarde de verano y en un jardín de Toledo me refirió esta singular historia...

– I – En Sevilla, y en mitad del camino que se dirige al convento de San Je...

Hace mucho tiempo que tenía ganas de escribir cualquier cosa con este título. ...

En Sevilla, en el mismo atrio de Santa Inés, y mientras esperaba que comenzase ...